Lectura 6: La Resurrección: Camino de Amor y Salvación

Por la tarde, la celebración de Pascua continuó con una sesión de preguntas y respuestas dirigida por el pastor Manuel Duque. Duque enfatizó la importancia de los mensajes compartidos durante el retiro de dos días, destacando la claridad de la resurrección de Cristo y afirmando que no debe haber duda alguna: Cristo resucitó y, por medio de él, tenemos vida eterna y salvación.

A continuación, comenzó la Sexta Lectura, dirigida por la líder Alexandra Romero, quien centró su mensaje en 1 Corintios 15, un capítulo fundamental sobre la resurrección. Antes de profundizar en el texto, Alexandra introdujo su reflexión explorando el verdadero significado del amor, destacando su poder y pureza, como se describe en 1 Corintios 13: un amor que no se enoja fácilmente y nunca falla. Dejó claro que cuando el mundo comprende verdaderamente el amor de Dios, puede vivirlo y compartirlo.

Afirmó que el sufrimiento no es derrota ni amor desperdiciado, y recordó a los oyentes que el camino de Cristo hacia la cruz, aunque lleno de desprecio, burla y dolor, no fue obstáculo para cumplir la voluntad del Padre. Por ello, enfatizó que sin el amor de Cristo, las batallas espirituales no se pueden librar. Instó a los presentes a examinar sus palabras, miradas y pensamientos, reconociendo que lo que habita en el corazón impacta profundamente a la comunidad.

Durante la enseñanza, planteó profundas preguntas reflexivas:

¿De qué manera estoy demostrando mi amor o gratitud a Dios?

¿Te sientes amado por Mí, Dios?

Estas preguntas impulsaron a los asistentes a un sincero autoexamen, señalando esto como la verdadera autodisciplina de la fe. Porque si el carácter no refleja amor, es urgente permitir que Cristo nos transforme, amando no por conveniencia ni por deseo humano, sino por una genuina restauración y salvación.

Alexandra también instó a meditar sobre las acciones realizadas por el Reino, recordando que Cristo, a pesar de su infinita sabiduría y poder, no buscó su propia gloria, sino que lo dio todo por amor al Padre. Asimismo, estamos llamados a proclamar incansablemente su imagen a los demás, pastoreando con amor, pues pastorear es una de las maneras más puras de demostrar nuestro amor a Dios.

Finalmente, animó a todos a perseverar en el amor y a servir con un corazón genuino, cuidando a quienes nos rodean de manera integral y espiritual. Recordó que esta devoción no surge naturalmente de la humanidad, sino que es fruto de la guía del Espíritu Santo, quien se glorifica a través de nuestro camino de fe.