
Durante el reciente retiro de Pascua, Venezuela experimentó un profundo encuentro con el significado eterno de la cruz y el poder de la resurrección. Líderes y miembros se sumergieron en intensas meditaciones que revelaron no solo el sufrimiento de Cristo, sino también la gloria que le siguió.
A través de diversas lecturas bíblicas, se hizo evidente que la cruz no es el fin, sino el comienzo de una nueva vida. Se reflexionó sobre la sangre de Cristo como precio de nuestra redención, pero también como fuente de poder para vivir en santidad, gracia y propósito.
La clausura del retiro, durante el servicio del Domingo de Pascua, fue un momento de profunda renovación. Varios líderes expresaron gratitud por el sacrificio de Cristo, declarando que sus corazones habían reavivado su llama y convicción. Se compartieron testimonios de restauración personal, liberación y un renovado compromiso con la obra misionera.
Al final de este hermoso momento, se realizó una oración conjunta, pidiendo a Dios que mantuviera firme el ardor de cada corazón, y que el poder de la resurrección no solo se recordara, sino que se viviera cada día. Porque Cristo vive, nosotros también vivimos (Juan 14:19), expresaron, y por eso avanzamos con esperanza, pasión y fe en lo que está por venir.