
Durante la segunda parte de esta tarde de Viernes Santo, el líder Roiber Pereira compartió una profunda reflexión basada en el Evangelio de Lucas 24:13-35, guiando a la congregación a meditar sobre la importancia de experimentar el poder de la resurrección de Cristo.
El texto nos invita a examinar el corazón y la postura de los discípulos tras la muerte del Señor. Quedaron desesperanzados, desorientados y desilusionados, regresando a Emaús y refugiándose en sus vidas cotidianas como si todo hubiera terminado. Sin embargo, en medio de este aparente fracaso, Cristo resucitado los encontró en su camino.
La enseñanza anima a los creyentes a reflexionar sobre los momentos en que la fe se pone a prueba por las circunstancias de la vida. Es en el quebrantamiento que Dios nos llama a aferrarnos a su Palabra, tal como lo hizo Jesús al explicar las Escrituras a los discípulos en el camino. El poder de la resurrección no es solo un acontecimiento histórico, sino una experiencia viva que transforma nuestro caminar diario.
Se nos recuerda que la vida se encuentra en Jesús, y que al seguir su ejemplo, podemos abrazar esta nueva vida. Pero ¿cómo vivió Jesús en la tierra? Su vida fue breve, pero profundamente significativa: una vida marcada por el sacrificio, la humillación y la entrega total al Padre.
Al concluir la lectura, se elevó una ferviente oración, pidiendo que este mensaje conmoviera profundamente a cada corazón, tanto a los presentes como a los que se unieron virtualmente. Se hicieron peticiones especiales para que los miembros y líderes de Puerto Ordaz, Venezuela, encontraran a Cristo resucitado durante este retiro: Aquel que parte el pan, abre los ojos y reaviva la pasión en los corazones.