“Jesús, Rey de los Judíos”: Una meditación sobre el sacrificio que nos redimió

El 12 de abril, la iglesia Emanuel de Puerto Ordaz se reunió nuevamente con un corazón dispuesto para continuar la lectura del libro Vía Crucis. Guiados por la Hermana Pedrisbel Rodríguez, los miembros reflexionaron profundamente sobre el significado de la crucifixión de Jesús, basándose en las páginas 93 a 96 del libro y el Evangelio de Juan.

La meditación se centró en la inscripción colocada en la cruz: «Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos». Escrita en hebreo, latín y griego, esta frase no solo identificaba a Jesús, sino que, en su aparente sencillez, proclamaba una verdad eterna: Jesús es Rey, y su reinado trasciende todas las fronteras culturales, religiosas y lingüísticas. Aunque fue objeto de burla por parte de las autoridades, en realidad anunció el alcance universal del sacrificio de Cristo.

Durante la lectura, se recordó que la cruz fue un acto supremo de amor, sin rastro de derrota. Allí, Jesús cargó con el pecado de toda la humanidad, abriendo un camino de reconciliación con Dios. Su sufrimiento, lejos de ser un accidente, fue una entrega voluntaria, una obediencia absoluta al Padre, incluso en medio del dolor.

La comunidad también meditó sobre nuestra propia fragilidad humana, recordando cómo los discípulos huyeron en Getsemaní. Como ellos, a menudo recordamos ante el sufrimiento. Sin embargo, la cruz nos invita a perseverar, a confiar y a seguir al Señor incluso en los momentos difíciles.

La reflexión también mencionó al joven Marcos, quien huyó en el momento de la prueba, pero que más tarde se convertiría en un instrumento clave en la difusión del Evangelio. Esto fue un recordatorio de que Dios no descarta nuestras debilidades, sino que las redime para su gloria.

El encuentro concluyó en un ambiente de reconocimiento y oración, donde cada corazón se animó a consolar al Señor con nuestro amor, a abrazar la cruz como símbolo de vida y esperanza, y a seguir caminando con fe firme durante esta Cuaresma.